sábado, 7 de abril de 2012


¿Vivo?
No el definitivamente no parecía estar vivo o al menos no le quedaba mucho mas tiempo, el débil sonido de su mecánica se convertía en otra triste melodía de piano la cual debía ser escuchada hasta la ultima gran nota. El brillo de aquellos ojos grises, así como sus días, perdían el destello del que eran característicos. Tal vez debería conservar su vida cual frágil llama de fuego pero en mis manos no debería tomar su existencia, el simplemente no lo deseaba. Si la vida era deseo, carecía de ello su existencia.
Serian los cuerpos a su alrededor o la noche sobre los pies y el aroma de la muerte, cuerpo temblaba junto con mi alma abatida . Huir, solo se trataba de girar el rostro y no voltearse mas aunque su corazón se detuviera de golpe para darle una lección, no tenia miedo de admitir que era cobarde y que siempre lo seria. Pocos podían afrontar la perdida, la muerte como el fin del cuerpo y el renacer del alma , y soltar lagrimas era algo que no haría cuando su cuerpo estaba a punto de ser devorado por sus propios sentimientos. Ya tendría tiempo para despedidas, lagrimas y culpas; las penas de los humanos se pegaban a la inmortalidad como un virus que se propaga con el único fin de entender.
Se preguntaba que era la tristeza y que significaba el amor, incluso sin serlo ni antes nunca sentirlo en ese segundo supo que era algo que también estaba en alguien que conocía la desventura que no latía por un día mas y si lo lograba era a causa de la lógica que encajaba perfectamente como un engranaje a su propia inmortalidad. Esto era lo que debía hacer porque después de todo se fue despidiendo de personas en silencio siempre, y ellos caían muertos uno a uno sin retorno entonces fue ahí cuando se desligo a esa dulce fragilidad...
Vagando inevitablemente las personas van y vienen, como un pequeño regalo dejan una parte de su esencia y si eso solo fuera una sonrisa o una mirada bastaba para la eternidad; y solo con esos pensamientos rememoraba sus momentos exigiéndole a los demás, pidiendo un poco de cariño, algo que realmente sea verdadero quizás que no se pueda explicar tampoco. Ahora solo una calma inmensa lo aguardaba para arrollarlo en otro sueño, a la espera del supuesto fin que casi resultaba imposible.
En la parte baja de su muñeca bailoteaba una delgada linea de sangre como si fuera una simple estela, una herida tan superficial no lo mataría pero sin duda era prueba de que también el conocería el destino de los mortales como uno mas y no es que fuera un extraño a todo esto. En su sangre que se derramaba sobre su puño se fusionaba con la tinta de sus palma, la pequeña herida se abría de par en par agrandándose y la hemorragia ya había manchado las sabanas blancas cuando su ultima respiración desato el llanto. A un lado entre el cuerpo y un libro viejo estaba tendida una nota escrita a mano con tinta negra explicando los motivos por el cual tomo su vida para acabarla.

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