domingo, 11 de marzo de 2012

-Uno de los delirios de Marzo

Si pudiera recordar aquellos días donde las preocupaciones eran inexistentes y los problemas no se amontonaban en mi mente como en una carrera para ver quien llega primero, tal vez así conocería la melancolía y lloraría un poco mas por la felicidad. Las tardes no tienen el mismo color ni el aroma, cada año parece estar marcado por algo tan diferente al anterior lo suficiente para hacer que sea incompensable. Todos este tiempo no se irá d como hojas secas, estarán presentes y seguirán amontonándose una arriba de la otra, el viento trata de llevárselas lejos pero tienen mas peso del que pareciera. De segundo a segundo se mueven y pasan rápido, cada una con una impresión que debo atesorar. Os perdería pero no es que desee que se alejen quiero aferrarme a ellos tanto como mis brazos puedan porque también es parte de mi. Cuando las rozo una a una rememoro la calidez así como el gélido viento y como la música se escabulle a mis oídos para entrar en un nuevo sueño, no opongo resistencia a todo esto hasta las personas que vi, nombre, reconocí o salude se vuelven imágenes desteñidas e incluso entiendo su partida fuera de esta vida. 
Todo era necesario. 
La mínima esencia que resultaba brillar tanto al contacto del sol también se difumina y desparece, vuelve con otro color muy diferente al original que se convierte el aroma o el tacto o esa magia que desprenden los cuerpos. Tal vez valga la pena solo para ver la metamorfosis que se crea en las personas, en lo invisible toda esa reacción desprende una nueva sensación acompañada de la caricia del resplandor de los ojos o el calor que emanan las manos. Sea o no por el echo de que hasta una lagrima tiene la belleza suficiente como para cautivar un alma melancólica, todas estas emociones negativas también son hermosas y dignas de ser guardadas como joyas dentro de un corazón de apariencia ''vacía''. Me estoy quedado para ser cautiva por la distancia que ofrecen los pasos, para notar el sonido que hay detrás de las sonrisas o las palabras hasta ver que las penas son ligeras y el viento que sopla tiene la calma que necesito para volver a dormir.

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