domingo, 13 de mayo de 2012

-Cuando estuvimos muertos

''Estaba medio muerto, revolviendo esos pensamientos agrios que todavía me perseguían en una oleada de desesperación. La certeza de jamas volver a ver aquel mundo sombrío donde viven los mortales, y sin embargo tampoco podía llorar, era cuestión de vivos. Sombras habitaban en el valle de los olvidados, cada paso estaba bañado por la luz de la Luna. Fueron pocos los días en el que me regocije en este desierto de almas, dormía entre estatuas angelicales con mirada piadosa y por momentos creí que observaban mi cadáver que aun tenia rastros de pesadumbre incrustados en las cuencas de los ojos.
El encanto de una voz perturbo mi sueño, era precisamente el tono de un ángel que se ha posado sobre la faz de la Tierra que por un segundo llego para dar consuelo. Melódico y suave era su canción, atraía así como un imán. Tuve miedo por mi y de quien fuera aquel extraño ser, si fuera un ángel me aferraría a sus alas para no volver a la oscuridad de los días, en cambio un demonio me acompañaría a mis mayores tormentos...a la noche oscura del alma. Miedo, es algo común para quien puede perder algo preciado, de por si todos tienen algo que ''añoran incluso un ''no-vivo''. El miedo, la intriga e incluso el anhelo recorrían en un zumbido brazos, piernas y espalda, no conocía el recorrido pero la fuerza que emanaba era capaz de guiarme cuando las tinieblas y el frió me acogían.
Sobre mi lapida descansaba una dama tan bella y por un segundo pensé que era otra obra maestra del arte. Quería tocar sus cabellos negros como la noche, parecía muerta tanto como lo estaban todos aquí y lo único que nos diferenciaba es que no tenia un lugar propio. Al acercarme note una leve respiración, se dio vuelta y el rostro celestial de la pequeña dama miraba con intriga el cielo cuando lagrimas de melancolía abrazaban sus mejillas pálidas. Cantaba una canción que desconocía, nadie mas que ella me despertaba de la muerte inminente.
Estaba medio muerta y sin saberlo, tome las delicadas manos para despertarla del letargo. La oscuridad se cernía sobre ambos, con intriga me miro y en ningún momento se asusto de mi apariencia. Noche tras noche venia y hasta que llegaba no paraba el sollozo de mi pequeña dama, con frió y pavor rondábamos sin pronunciar nada, extrañamente entendía a que se debía todo. Deseaba estar un poco vivo, tanto como tu, para que veas con plenitud que no vagas por aquí tan sola como creías. Pequeña dama, cede tu tristeza que la atesorare entre el abismo que rondo y liberare de tu pequeña cárcel.
¿Que haces aquí tan lejos y tan cerca? Eres un fantasma que vive sin sentir, y si no existen palabras entre ambos tomare el deseo de tu alma para que vuelvas. Significa que no nos volveremos a ver, tendré un dulce recuerdo de la niña que venia a visitar un nombre perdido entre tantos.
Bienvenida, dulce espectro, eres la parte que faltaba para despertar. Estoy guiando tu camino lo mas lejos de mi hasta que olvides la sombra que acompañaba tu tormento. Por momentos esperaba que desplegaras alas descomunales y que aquellos ojos negros desaparecieran en una brisa..
Llegaba el alba otra vez, nos separaba como siempre, y sin creerlo abrazo lo que queda de una ilusión. Estrechamos la distancia que nos separaba, un recuerdo estallo en lo profundo. El dulce aroma a lirios era el que había alcanzado al rozar la guadaña de aquella desdicha, y al darme cuenta desapareció, volví a mi primer noche junto a mi ángel de la muerte. ...''

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