domingo, 14 de octubre de 2012

La dulce sombra de la locura



Vivía en su mente sin pagar alquilar, como un recuerdo añejo que no desea ser libre,  atado por las cadenas del pasado. El simplemente se decía que era demasiado bella como para ser olvidada con una copa de alcohol entre las manos; el puñal que se clavaba en su pecho, se quedaba mirando a la nada y el insomnio atacaba por días hasta que caía rendido ante una imagen tan frágil, era un dulce veneno que oxidaba la coraza de su corazón. Era el eco de una voz que jamas escucho, la caricia que nunca le dieron pero que sentía en la piel como un sello, vivía de besos de papel dedicados a una mujer tan real que se esfumaba en el aire.
En cada mañana era la misma frase. ''Has como si ella no existiera''.
Cada momento que vivía fuera de su hogar alcanzaba su meta; en su viejo traje gris resaltaba la corbata con el tradicional nudo, y no podía faltar la típica sonrisa que por muy falsa que pareciera era tan real como las lagrimas que derramaba.  
¿Cuantas mentiras volaran en su rostro hasta volverse realidad?
Cual sombra que se desvanece entre otras tantas, haciendo retumbar el silencio creando un eco que se esparcía en una ilusión que lo hacia detenerse mil veces sin motivo aparente; aquellas miradas superficiales lo ahogaban en la agonía de lo que parecía ser natural, en el instante que se descuidaba retomaba su lucha con una risa que se desvanecía entre los pasillos de las oficinas o entre los robles del parque que visitaba. El cristal era conocida por su poder al atraer una figura que caía ante sus pies a veinte pisos hasta estrellarse con el suelo de esa gris ciudad; intento alcanzarla y rozarle una mano, era tarde como siempre no existía quien ni mucho menos latido ni respiración en la dama que amaba.
Amanecer sin dormir, intentar re acomodar las ideas y darle un sentido, sentir el frió que cala los huesos y luego el calor que sofoca hasta hallar la respuesta a su existencia tan peculiar. El y no otro era que padecía aquel  humo de palabras que se disipaba, jamas volvería a dudar si la veía ante cualquier lugar o momento saltaría a ella en pos de su encuentro, besaría el vació en el cual caía y tomando el amor infundido podría descansar en la normalidad. Aparecía, se iba por meses o semanas, en la ansiedad recreaba su voz y la mascara recreaba la sonrisa que tenia que fingir...era todo lo que necesitaba.
Motivo de locura, o de un amor espectral, el saltaría hacia la ilusión hasta llenarse de cólera y que en mil pedazos estalle el antifaz. 

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